lunes, 27 de enero de 2020

Eras

Eres religión, de día te pienso y de noche te suplico. Eras romance, me sonrojabas y se me aceleraba el corazón. Eras comedia, me sacaste la sonrisa más auténtica. Eras amor, tus abrazos me reponían. Eras calidez, tu cuerpo me mecía para dormir.
Pero también eras autodestrucción, corrías hacia el peligro. Eras cruel, me hacías llorar con tus palabras y acciones. Eras impulsivo, no lo pensabas y sólo lo hacías. Eras violento, mis muñecas sufrían.
Y eso es lo que importa, ahora eras, a pesar de que yo sigo queriendo un eres. 

domingo, 26 de enero de 2020

Síndrome de abstinencia

Hoy sentí su cuerpo, no el tuyo. Era de madrugada, esperando a irnos, sólo me dejé caer sobre su hombro, dejé que me abrazara, sólo necesitaba sentir un poco de cariño, de calidez. Sé que no era tu pecho el que sentía, no era tu corazón el que escuchaba, pero me sentí segura, me sentí tranquila, sentí paz y sentía que podía dormir de nuevo abrazada.
Y me di cuenta de algo, me di cuenta de que extraño sentirme así, extraño dormir tarde sobre tu cuerpo, extraño esas pláticas resumiendo el día, extraño despertar a las 2:00 de la tarde con tu piel chinita a mi costado, cuando me despertabas con tus labios gruesos besándome. Extraño tu cuerpo, tu esencia, tu risa, tu mirada, la extraña tranquilidad que me dabas después de toda la tormenta que causabas.
Mi cuerpo me pide a gritos algo que no le puedo dar, algo que ya no le corresponde, algo que ya no le pertenece. Nunca había sentido un síndrome de abstinencia más cruel que este, el de tu piel. 

jueves, 9 de enero de 2020

Volví

Volví a soñar contigo. Volví a ver tu cara, tu cuerpo, tu mirada en mí. Volví a tenerte cerca. Vi cómo tocabas a alguien más, cómo besabas a alguien más. Te lloré y te supliqué que no lo hicieras, que no te enamoraras de alguien más que no fuese yo. Me alejaste, me confirmaste que ya no me amabas, que me habías olvidado y me volví loca. Grité y me derrumbé frente a ti, por un futuro cercano o lejano, porque sé que en realidad después encontrarás a alguien más, y yo ya no seré nada para ti.
Me desperté agitada y con la cara sabor a sal. Y aquí estoy, fingiendo que ya no te extraño, con los recuerdos tornándose borrosos, distorsionados. Con el olor de tu sudor un poco confuso, anhelando tus labios sabor a quién sabe qué. Exigiendo tus dedos rasposos y tus hombros suaves, recordando tus lunares y adivinando en dónde se posaban sobre tu cuerpo.
Volví a lo mismo, pero sin ti.