martes, 24 de marzo de 2020

220697

El sábado mi madre preparó enchiladas, esas que tanto te encantan. Fue inevitable pensar en ti, pero pues todos los días lo hago, ¿sabes? Estoy exhausta de ignorar tu presencia en mis pensamientos, estoy cansada de fingir que ya no te extraño y que ya no te pienso. Estos días he cantado nuestro chachachá en voz alta, y a pesar de que los demás me escuchan, no saben qué tanto significa para mí esa canción. Escuchan versos salir de mi boca, cuando realmente son suspiros. No he borrado tus fotos, las sigo teniendo conmigo. El otro día mi celular me sorprendió con varios gifs creados automáticamente con fotos similares entre sí, y realmente me tomó por sorpresa porque en uno de esos gifs aparecías tú rodeado de las luces del Santa Lucía, con tus hoyuelos iluminados. Y no puedo evitar sonreír al ver tu rostro en fotos, busco tu nombre en publicaciones, y sólo lo leo una y otra vez. Tu risa sigue haciendo eco en mi cabeza, y tus últimos mensajes los visualizan mis ojos entre recuerdos. Mis ganas de contar mis días, se esfumaron. Yo sé que yo fui la que te alejó al final, yo sé que yo fui la que rompió toda comunicación, pero era lo mejor para ti. Estaba, y sigo estando, hecha un desmadre. Y esa motivación que tenía, sólo la encuentro contigo.